Maravilloso jarrón florero “bouquetière” realizado en cerámica de Accolay, hacia los años 60 en Francia. De agradables proporciones, el cuerpo cilíndrico del jarrón está ligeramente anillado lo que sugiere un proceso de torneado. El resultado es un acabado texturizado y sin esmaltar, que contrasta con la cúpula superior perforada de forma regular y concéntrica, y con esmalte vítreo brillante. 

Este tipo de jarrón, perforado en la parte superior con múltiples orificios, se conoce como "bouquetière" o "grenouille à fleurs" en francés. Su función es ordenar y sostener los tallos de flores individualmente, permitiendo arreglos florales más estructurados sin necesidad de esponjas u otros soportes. Se cree que el origen de la forma fue traído de China a Europa en el siglo XVII por las rutas de comercio oriental. Se popularizó con rapidez en Francia, en especial en la época de la porcelana de Delft y la manufactura de Nevers. 

Accolay es una pequeña localidad de Borgoña, en Francia, célebre por su escuela de ceramistas, activos sobre todo entre 1945 y comienzos de los años 80, y que convirtió al pueblo en escenario de una auténtica revolución cerámica en la posguerra. A mediados de los años 40, cuatro antiguos alumnos de Alexandre Kostanda se establecieron en este pequeño municipio de Yonne, y su iniciativa atrajo, en los años siguientes, a numerosos alfareros y artesanos que encontraron allí un espacio fértil para experimentar y crear. La producción de los ceramistas de Accolay fue abundante, original y atrevida, y el grupo destacó por la experimentación con formas modernas y orgánicas, el uso de esmaltes vivos o texturizados y una estética que combinaba funcionalidad utilitaria con el espíritu del arte abstracto.