Óleo sobre lienzo Stilleben, realizado en el segundo cuarto del siglo XX, en los Países Bajos. El término alemán “Stilleben” significa literalmente “vida quieta” y es el equivalente a “naturaleza muerta” o “bodegón”. La pintura, de estética expresionista, presenta un ramo de lirios rosados dispuestos en un jarrón de cristal, acompañado de un segundo recipiente de cerámica azul oscura. Estas flores, asociadas con la pureza y lo efímero, han sido un motivo recurrente en la pintura europea.

Formalmente, se aprecia un notable trazo expresionista gracias a los contornos marcados y nerviosos que delimitan tanto las flores como los jarrones. Se acentúa con la perspectiva ligeramente forzada, palpable en el ángulo de los recipientes. Así mismo, la composición dinámica y algo inestable, donde las flores se abren hacia distintas direcciones, rompe la rigidez académica del bodegón tradicional, recordando a soluciones del expresionismo alemán, donde lo emocional prima sobre la fidelidad óptica.

El bodegón, género cultivado desde el siglo XVII en los Países Bajos, se presenta aquí como una relectura moderna enmarcada en las corrientes expresionistas y postimpresionistas del siglo XX, donde la transición del naturalismo hacia una representación más subjetiva se manifiesta en la fuerza expresiva de la pincelada y en la intensidad cromática, capaces de transmitir una atmósfera íntima y casi melancólica.